Porque también somos lo que hemos perdido llevamos la memoria entera, de cara al futuro. Caminamos por las calles de la historia con el orgullo de los sobrevivientes que abofetearon al odio y a la intolerancia. Con el orgullo de los desaparecidos que no pudieron ser borrados de historia, porque todavía resuenan sus ecos en las voces de nuestra identidad. Porque somos los fantasmas con vida que insisten para que la justicia vuelva. Somos Antígona, llorando por los cuerpos insepultos.
Porque también somos lo que hemos perdido soñamos el reencuentro y el abrazo negado. Cantamos cada día que comienza y temblamos por las noches, porque sin el sol la memoria asusta, pero sin memoria se apaga la esperanza, y sin esperanza no podrían nacer nuevos comienzos.
Somos la esperanza de un país imposible en un mundo imposible.
Y eso nos hacer creer en la justicia, el único remedio que exigimos para cantar más fuerte, de cara al sol. Con todas las voces perdidas que también somos.
Si, somos lo que hemos perdido.
Y nuestros muertos hablan en nosotros.
Carlos Juárez Aldazábal
(Salta, 1974)